Boda de Agus y Cris

Boda de Agus y Cris

Ya dije antes que éste ha sido un año de bodas atípicas (hablé de eso aquí). El casamiento de Agustina y Cristian no escapó a esa tendencia, y ya verán las razones de mi afirmación.

Cuando tuve la entrevista con esta hermosa pareja, tuve mi primera impresión. Y me equivoqué en ciertos aspectos: por un lado sentí que Agus era una mujer con carácter. Firme, decidida. Por momentos temí si yo sería el fotógrafo para ellos. Con Cris en cambió sentí que, estaba totalmente enamorado de Agus por la manera en que la miraba, y que era lo que había querido para él toda la vida. No es que Agus no tuviese los mismos sentimientos - que los comprobé en la hermosa sesión previa que pueden ver acá - sino que estaba totalmente abocada a la organización de su Boda.

Sorpresa fué cuando pregunté en que salón sería, y me respondió segura de sí que no habían elegido el circuito tradicional de Casamientos y que festejarían sólo con quienes querían tener ese día en Tucson, un restaurante estilo Americano con una atención excelente y comida espectacular (opinión personal: deberían ofrecer este servicio a más parejas) Genial! Respondí! Y me dí cuenta que sería otra boda más que comenzaba con bases fundamentales: la gente que realmente uno quiere, y celebrar de la manera que uno va a disfrutar.

Así que llegó el día de la Boda y me encontré con una niña, que corría por su casa divirtíendose y pude ver y sentir que tenía a otra Agus frente a mí... y fue hermoso ser parte de eso. Los sonidos de la casa vieja, la calma por un lado y la locura por otro, las Historias, su sonrisa...

Con un bellísimo vestido de Sofía Ferreyra tan personal como la Novia misma, el delicado maquillaje y peinado de Diego Guerrero, accesorios de Guidobono el día de la Boda llegó y el festejo estuvo lleno de rostros conocidos,  abrazos y risas. Un poco de música, y luego partimos a seguir festejando en otro espacio donde terminó la noche. 

Con ustedes, el resumen de Cris y Agus.

Bodas que son Celebración

Bodas que son Celebración

Éste viene siendo un año de Bodas que no son las típicas. Y cuando me refiero a "atípicas" hago referencia a que me llegan las parejas que realmente quiero tener y que sé que disfrutan de mi fotografía y mi forma de ver y sentir.

No esperan ciertas fotos, no están desesperados por cuestiones de técnica que no conocen ni les interesa en muchos casos, sino que necesitan volver a sentir momentos que vivieron y ver cosas que no pudieron registrar: rostros, expresiones, locura, calma... mensajes ocultos.

Estas Bodas hacen hincapié más en sentir que en mostrar. No buscan reflejar algo que no son, prefieren otros espacios, otras formas, más personales, algo que los identifique con quienes son y como son. En rodearse de quienes quieren tener a su lado - y parafraseando a una novia que tuve hace un tiempo: a quienes son merecedores de ver su vestido de novia - en disfrutar, celebrar, vivirlo. Rodearse de sus amigos, afectos, familia.

Me vengo cruzando con Casamientos que son reuniones familiares, llenos de miradas emocionadas, pequeños momentos perdurables para siempre. Unos que se meten en medio de las sierras como una juntada de día de campo, a comer, beber, relajarse. Otros que deciden salirse del circuito típico de eventos (salones, organizadores, decoradores) y deciden hacer todo por su cuenta. Algunos que deciden transformar un restaurante en un momento de disfrute, relajado donde los afectos cobran importancia y los tiempos no están marcados por nadie. Sólo se disfruta... La emoción pasa por lo que sentimos, no por lo que vemos.

Nada me pone más feliz que todo eso. Porque habla de la autenticidad de las parejas que llegan a mí, que de cierta manera son un reflejo de mi persona. Porque después de todo, una Boda es una Celebración, y una celebración implica todo eso y es lo que perdura para siempre, lo demás, es adorno.

Casamiento campestre de Lu y Chapa

Casamiento campestre de Lu y Chapa

¿Hay una sola manera de festejar y celebrar un casamiento? Creo que hay sobrados ejemplos en las historias que comparto para demostrar que no es así.

Todavía recuerdo el día que regresaba de un casamiento en las sierras de Córdoba - de Eve y Jeff, pueden verlo aquí - en la camioneta junto a Lu y Chapa. Recién los conocía. También venía otra novia que tuve el placer de registrar - Lu y Sergio, pasen y vean - donde veníamos hablando del sueño que tenía cada una de ellas para el día se Boda. Aclaro que Eve, Lu 1 y Lu 2 (la novia que veremos hoy) son un grupo muy unido de amigas y compañeras de carrera y falta otra más al que asistí pero como invitado a su Boda hace muchos años...

Cada una de ellas tenía una mirada antagónica sobre su momento. Mientras una soñaba con entrar al salón con un alfombra roja y un vestido enooooorme con una coronita brillante, la otra sólo pensaba en hacer su boda en el campo con asado y empanadas. Todo fué risas en ese viaje.

Nunca me olvidé de esa charla. Claro, la primera Lu cumplió con su sueño: su vestido como soñaba y su corona brillante. Pero un par de años después, Lu y Chapa habían decidido dar el sí, y conociéndolos lo poco que los conocía, no esperaba otra forma de festejar su casamiento de la manera que lo hicieron. En algo creo que muchos le erramos: el vestido. 

No pensábamos ver a Lu con un vestido tan hermoso, maquillaje y una sonrisa que le desbordaba la cara: al final, parece ser que su idea inicial de que el vestido de novia no era importante se desvaneció y la magia ocurrió. (Continúa debajo del primer bloque de fotos...)

EL Chapa - Andrés para los formales - es el Chapa. Ellos tienen una palabra que los define: auténticos. Ya los vimos en su sesión previa que hicimos juntos el día previo a su casamiento. Su boda no podía ser distinta: un casamiento estilo campestre en un lugar hermoso de las sierras de Córdoba con un cielo que se decidió nublar para darle el marco perfecto.

Algo de esta boda me recordó al casamiento de mis padres: mesas largas, sillas una al lado de la otra y personas relajadas... pensaba en todo eso mientras las editaba. Todo hecho por ellos, armado y organizado, y lo mejor: disfrutado. 

Un casamiento es momento de Celebración. De alegría. De rodearse de las personas que realmente queremos tener. De locura. De charlas, abrazos, comida abundante y decidir dar el Sí convencidos de que lo hacemos porque lo sentimos y de la manera que lo sentimos.

Boda de día de Marina y Tomás

Boda de día de Marina y Tomás

De una relajada sesión de fotos en medio de las sierras de Córdoba - pueden verla acá - a una hermosa boda de día estilo "country" rodeados de quienes debían estar al lado de ellos. Estuvieron quienes debían estar, aquellos a los que nos alegra la vista verlos y abrazarlos, aquellos amigos y familia que necesitamos que estén cerca para rodearnos de toda su energía.

Marina y Tomás juntos. Momentos emotivos, risas, locura. Abrazos y más. El hermoso lugar? Salón Rancho Aparte rodeado de naturaleza para disfrutar un casamiento de día inolvidable. Con una hermosa decoración de la mano de Rincones Eventos y un menú impresionante de la mano profesional de Azkaine.

Disfruten de éste resumen tanto como yo disfruté compartir este día tan especial.

Agus y Cris

Agus y Cris

Ultimamente las mujeres llegan emponderadas en las historias que comparto: mujeres seguras, firmes en sus opiniones y decisiones y sin miedo de tomar riendas sobre el destino que ellas desean. Son mujeres que quieren un compañero, pero a su lado; ni delante ni detrás de ellas sino que recorran el camino juntos.

Son mujeres que no temen a jugarse y decir: "esto es lo que quiero, y de esta manera". Seguras. Firmes. Pero sonrientes y divertidas. Y comprensivas. 

Así es Agus. Y necesita de Cris con su mirada relajada y calma para ser el balance perfecto de esta historia que sólo tiene poquito más de 2 años, porque para el Amor no hay recetas de tiempos ni caminos recorridos, sólo el sentir. Sino sería fácil ¿no? 

Un lugar que la conectó a Agus con su niñez. Con volver. Con compartir algo importante con alguien que es parte de su presente y será de su futuro. Los caminos nos llevan por muchos lugares, a veces nos perdemos, pero siempre es bueno tener ese objetivo que sabemos nos llevará a buen puerto.

Lu y Andrés: y sus "perrijos"

Lu y Andrés: y sus "perrijos"

Si alguien apostaba que esta pareja jamás pasaría por la experiencia de una sesión previa, perdieron. 

Quienes conocen a esta pareja, también saben lo transparentes que son, y nada ni nadie puede modificar eso: son simplemente el uno para el otro (en el resumen de su boda hablaré de la frase conquistadora de Andrés con Lu) y porqué es tan importante simplemente "SER" en vez de parecer en una relación, incluso desde el primer minuto.

No podían estar ausentes sus tres "perrijos" en esta mini sesión de fotos del último día de novios. Mientras a un pocos kilómetros en las Sierras de Córdoba el lugar elegido para dar el Sí al día siguiente iba cobrando forma, yo me los llevé y nos relajamos por unos minutos disfrutando de los lugares que son para ellos importantes en sus vidas. 

Marina y Tomás

Marina y Tomás

Un día. Sólo basta un día y una mirada para que una historia comience a ser escrita. Pero en las páginas de un libro de vida, dar vuelta una hoja nunca es fácil. A veces no sabemos que vamos a encontrar del otro lado, y tampoco sabemos si ese libro tendrá un final feliz. Arriesgarse contra todo es una posibilidad. La curiosidad de saber cómo se irán desarrollando los acontecimientos es más tentador que simplemente quedarse en las páginas que nos hacían sentir cómodos...

La vida es un libro. Abrirnos a quienes nos eligen es muchas veces entregarse por completo y esperar que del otro lado simplemente acepten. Después de todo, un libro no se juzga por la tapa como reza el dicho. 

Creo que ésta sería la relación perfecta de esta pareja: Marina y Tomás. Alguien que tiene curiosidad y otra persona que es un libro abierto que no le interesa que lo juzguen por su cobertura, sino por lo que lleva adentro. Y éste es el resumen de una hermosa sesión previa que hicimos en un frío día en las Sierras a días de cumplir realidad su sueño y confirmar las razones de porqué debían estar juntos.

Jime y Leo

Jime y Leo

No es la primera vez que cubro una Boda de una familia ya formada. He tenido la suerte de tener conmigo un par de historias sobre estos casamientos. Tampoco es la primera vez que mi mirada se posa sobre una celebración entre personas que se conocen prácticamente de toda la vida y que en un pequeño espacio, llenan de risas y miradas afectuosas un momento tan especial.

Tampoco es la primera vez que algunas personas importantes partieron y no están en ese día. Y las lágrimas aparecen como para recordarnos cuanta falta nos hacen. De alguna manera están, puedo sentirlo, se hacen presente ahí y acompañan de abrazos que contienen.

Quizás lo particular de esta historia - que ya lleva más de 10 años - es que la totalidad de los asistentes a este casamientos apostaba que jamás verían a Leo en un día como éste. También apostaban todas sus cartas que no lo verían ni sonreír y mucho menos soltar una lágrima.

La vida siempre tiene sorpresas para todos. Éste es quizás el día que quedará en la memoria para todos: para Jimena, Leo y su pequeño hijo Joaquín será el día que dijeron "Si queremos" y para quienes asistieron el día en que todas las apuestas fueron perdidas. Pero ganaron.

Decidir dar un paso más - por burocrático, social, o lo que fuere sea - es la confirmación de que queremos dar un cierre (y un comienzo ) a lo que vendrá. Porque venimos de historias como esas, y debemos continuarlas.

Un casamiento familiar, una celebración de personas queridas para personas más queridas: ¿Qué más se puede pedir?

Mesa dulce y exquisiteces: Abuela Coca de Yanina Saillén.

Casamiento de Anita y Grego

Casamiento de Anita y Grego

Estamos acostumbrados a no movernos de nuestras estructuras. De los mandatos.

Las niñas de rosa y los hombres, de celeste. Primero casarse y después tener hijos. Estudiar, y después recién viajar. La novia de blanco y largo, y el novio de traje. Y el casamiento tiene que ser con muchos invitados.

Todo parece ser un mandato social que la mayoría elige seguir - lo cual no está mal - pero hay otros que deciden que esos mandatos son sólo eso: palabras en forma de orden que no necesariamente hay que seguir.

He tenido la suerte de cruzarme con gente así a lo largo de mi vida. Esas personas que responden a situaciones sociales no convencionales con simples: ¿y porqué? Anita y Gregorio son un ejemplo de eso.

A las apuradas fuimos a registrar este hermoso encuentro en dos jornadas, y participé como espectador de lo que se necesita para romper las reglas: sólo ganas de hacer.

Alejarse de todo.

Decidir pasar del ruido de la ciudad al silencio aturdidor de días de invierno a pocos metros de un río que sólo acaricia las piedras todos los días que son constantes. Y cambiantes. Como las estaciones. Elegir un lugar para ellos, frío y acogedor en invierno donde abrazarse y observarse en los espacios tranquilos de una vieja casona de las sierras de Córdoba, hoy devenida en Hostería. Una hermosa Hostería.

Y para celebrar una unión no hay reglas. Una Celebración es simplemente algo que trae regocijo y alegría. No es mandato que sea una fiesta con locura y descontrol. Hay otra manera de celebrar una unión, ¿porqué no? Desde la manos que se juntan para cocinar todo lo que se va disfrutar, los saludos matinales, los comentarios al pasar y la llegada de parientes y amigos lejanos, también se puede celebrar un casamiento con pocas personas, y agradecer de contar con todos ellos. La Familia es Familia siempre. Porque es lo que toca, y eso sí que es un mandato, pero hay otros lazos que se forman y cruzan para dar forma a lo que viene, y de cierta manera a equilibrar y acomodar los espacios para hacerlos más cómodos para todos.

Anita y Gregorio celebraron su casamiento, así de relajados. Fuera de todo mandato, donde no hubo reglas porque las que alguna vez existieron, ya fueron rotas por otros y lo que ellos están haciendo ahora es reforzar la idea de libertad. Se puede viajar antes de estudiar. Se puede convivir antes de casarse. Se puede programar un casamiento con semanas de anticipación siplemente porque un día te despertás con ganas de asegurarte lo poco que necesitás para estar completo: el tener esa persona a tu lado todos los días, con sol, con frío, con olor a leños encendidos, y tierra por todos lados en verano. Y el olor a comida casera que siempre, siempre une. Ése sí es un mandato que no falla, porque siempre termina uniendo, lo que parecía que no.

Anita y Grego

Anita y Grego

Tan especiales.

No podía ser de otra manera que hayan elegido este lugar en el mundo para abrazarse todos los días y alejarse de todo. Y a la vez, estar más cerca.

Tampoco pensé que Gregorio se iría a dormir con la idea de no hacer estas fotos, y se despertara con las ganas de hacer una corta y pequeña sesión previa. Y Anita, simplemente se dejó llevar.

Creo que la vida también es así: es confiar en lo que viene, sin tantos preámbulos. Porque si nos ponemos a pensar en todo lo que implica hacer algo, directamente no lo hacemos. Y tirarnos a la pileta sólo consta de un simple acto: el impulso de los pies. El resto es confiar, entregarse y dejarse inundar por lo que sea que tenga que venir. Nada puede salir mal, cuando se está junto a quien se ama y nos abraza todos los días.